sábado, 4 de julio de 2009

El arte, la peste y la transexualidad















Por MinaLisa,

para la 2da. Fiesta de

Las Noches Bizarras,

04 Julio del 2009

Fotografía: NanoEtxarren
Cuadro: Anahí Bazan

Bar: "Los porteñitos"

en C.A.B.A



El arte, la peste y la transexualidad


Remontandonos a determinados momentos de la historia del arte occidental pueden observarse diferentes apariciones de la peste, como ese hilo que une toda la humanidad. En primera instancia nos remontaremos a Grecia, su mitología cuenta que Dioniso, nacido dos veces, por su madre Sémele -fulminada por un Zeus convertido en rayo para demostrarle a su amada su potencialidad-, y por su padre Zeus, quien ante la muerte de aquella se apresura a coserse en su muslo al niño para que continúe su gestación; Por ello, se dice que Dioniso nació dos veces, de Sémele y de Zeus, por lo tanto Dioniso transgrede la heterosexualidad desde su gestación, nacido de madre y padre. Luego de su nacimiento, para burlar los celos de Heras, se ordena que Dioniso sea travestido para que ésta no lo reconozca, ya que buscaba su perdición debido a las infidelidades de su marido Zeus. Entonces, Dioniso

doblemente nacido, doblemente cuestionador de la heteronormatividad, por elección de los dioses.

Dioniso tiene como planta sagrada la vid, es el dios del vino, él descubrió su utilidad. Debido a andar escapando de Heras también fue travestido de “cabrito”, hasta que ella lo encontró y lo enloqueció; Estos dos factores lo hacen característicos a Dioniso, el vino y la locura que contagia en cada lugar que entra derrumbando todas las barreras sociales.

En los ritos consagrados a este dios es donde se encuentran las raíces del teatro. “Dionisio, dios del vino y de la inspiración era festejado mediante tumultosas procesiones en la que figuraban evocados por mascaras, los genios de la tierra y la fecundidad. De estos cortejos se originaron las representaciones, más regulares, del teatro, la comedia, la tragedia y el drama satírico, que conservó por más tiempo la huella de su origen.” (Grimal, 2006: 141)

Bocaccio en el fin de la edad media escribe el Decamerón, texto que expone la huida de diez personas a los montes tras escapar de la “peste negra” (peste bubónica). En aquel aislamiento los personajes para escaparle al aburrimiento cuentan un cuento por día, estos ponen de manifiesto las artimañas, los tejes y manejes, la astucia de lxs sujetxs para “zafar” de situaciones comprometidas, en la mayoría de las veces, de motivos eróticos sexuales.

Y por último Artaud teje nuestra historia con los hilos de la peste; Hacia 1936 en El Teatro y su doble con los propósitos de restituir el teatro a sus orígenes recuerda la fuerza [vital] de la peste para una sociedad, ya que ella como el teatro desintegran las formas sociales y “El lujurioso se convierte en puro. El avaro arroja su oro por las ventanas. El héroe guerrero incendia la ciudad que salvó en otro tiempo arriesgando la vida.” (Artaud, 1986: 25). Según Artaud en ese momento nace el teatro, el teatro tomado como “la gratuidad inmediata que provoca actos inútiles y sin provecho”.

El teatro como la peste, es un delirio contagioso [¡Dioniso!] que libera lo oculto y latente de una sociedad, la crueldad latente.

El teatro como la peste son un mal superior que pone en crisis lo existente, encontrando resolución en la muerte o la curación.

“El teatro como la peste invita al espíritu a un delirio que exalta sus energías; puede advertirse en fin desde un punto de vista humano, que esta acción es beneficiosa, pues al impulsar a los hombres a que se vean tal como son, hace caer la máscara, descubre la mentira, la debilidad, la hipocresía del mundo, revela a las comunidades su oscuro poder, su fuerza oculta, las invita a tomar frente al destino, una actitud heroica y superior, que nunca hubieran alcanzado de otra manera.” (Artaud, 1986: 34)

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